Diaz (2011) Hace referencia a cómo eran de las libertades públicas durante el
gobierno de Gómez.
En
cuanto a las libertades públicas, el gobierno se divide en 2 etapas separadas
por el conflicto político del año 1913 referente a la reelección. De
1908 a 1913, Venezuela gozó de un régimen de libertades y respeto a
los derechos ciudadanos como en escasas ocasiones anteriores vivió el
país. La libertad de prensa era absoluta, los periódicos de
oposición criticaban los actos del Gobierno y los ministros respondían a las
críticas y trataban de justificar sus actos. Se fundaron organizaciones con
el propósito de convertirlas en partidos políticos y los dirigentes
del liberalismo amarillo y del nacionalismo «mochista» trataron de
reconstruir sus cuadros, mientras el presidente Gómez se paseaba por la plaza
Bolívar de Caracas. Pero, a partir de 1913, a raíz de la prisión de Rafael
Arévalo González, de la huida de Félix Montes y de la disolución del Consejo de
Gobierno, se instauró en el país un régimen de represión política que se
mantuvo hasta finales de 1935. La censura de noticias y comentarios sobre
la vida política y administrativa fue total. Las cárceles y los castillos de Puerto
Cabello y del lago de Maracaibo mantuvieron una creciente población de
presos políticos que permanecieron largos años en un verdadero secuestro,
sin posibilidades de defensa ni de contacto con sus familias; miles de
venezolanos se marcharon al destierro y centenares de presos políticos fueron
enviados a trabajar en las carreteras. Esta situación de cárceles y
persecuciones tuvo un paréntesis en los años 1924 y 1927, cuando Francisco
Baptista Galindo, desde la Secretaría general de la Presidencia, desarrolló una
política de humanización que logró la salida de Eustoquio Gómez del Táchira, el
retorno de 20.000 tachirenses exiliados en Colombia, el regreso de
numerosos desterrados, la libertad de los presos políticos y la clausura de la
cárcel de La Rotunda, en Caracas. Fallecido en 1927 Baptista Galindo, el
régimen volvió a sus tradicionales características represivas. El gobierno de
Gómez tuvo que enfrentarse a numerosos brotes revolucionarios, intentonas
guerrilleras, con las repetidas invasiones de los generales Juan Pablo Peñaloza
y Emilio Arévalo Cedeño, los alzamientos de Ángel Lanza, Horacio Ducharne y
Norberto Borges, los desembarcos de Rafael Simón Urbina, la toma de Curazao y
la invasión a La Vela de Coro de Rafael Simón Urbina y Gustavo Machado, la
rebelión de José Rafael Gabaldón en tierras de Portuguesa y la expedición
revolucionaria de los generales Román Delgado Chalbaud y Pedro Elías
Aristeguieta en agosto de 1929, que desembarcó en las costas de Cumaná y fue la
única empresa revolucionaria que a lo largo de esos 27 años, contó
con suficientes recursos y con la colaboración de un grupo numeroso
de importantes jefes revolucionarios. El presidente Gómez no utilizaba las
tropas del Ejército nacional para combatir estas invasiones, sino que recurría
a tropas colecticias, gente campesina en su mayoría, que estaban bajo el mando
de oficiales de la época de la restauración (pág. 77).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario